PHILIP, ERIC Y SHIZO

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PHIPLIP, ERIC Y SHIZO

     

            En el mundo del deporte quién no conoce a Usain Bolt, Rafa Nadal, Michael Jordan, Tiger Woods, Michael Phelps, Pelé, Miguel Indurain y un largo etcétera. Pues hoy no hablaremos de ellos, sino de tres ´deportistas´ que tuvieron unas actuaciones mucho más discretas en cada una de sus disciplinas deportivas.

          Philip Boit, fue el primer keniano en participar en unos Juegos Olímpicos de invierno, concretamente en Nagano en 1.998. La distancia a recorrer era de 10 km. terminando el 92º de 92 participantes; el ganador de la prueba realizó un tiempo de 20 minutos y 1 segundo, yéndose nuestro protagonista hasta los 47 minutos y 25 segundos. Esto hizo que se tuviera que retrasar la entrega de medallas, pero realmente el gesto deportivo lo llevó a cabo Bjorn Daehlie, el flamante vencedor, que esperó a Boit en la línea de meta para abrazarse a él a su llegada. Esto no quedó en el olvido para Boit que más tarde bautizaría a uno de sus hijos con el nombre del ganador.

          El más mediático de nuestros tres deportistas de hoy fue Eric Moussambani. Este guineano al que se le apodó ´El Anguila´ participó en natación, en los Juegos Olímpicos de Sídney 2.000, en la prueba de 100 metros libres. Pocos meses antes de acudir a esta cita, aprendió a nadar en un río, en el mar e, incluso, le permitieron utilizar una piscina de un hotel que medía 12 metros, pero cuando llegó a las instalaciones donde iba a competir y ver la piscina de 50 metros exclamó: “¡no puedo hacerlo!”.

        Moussambani tenía que enfrentarse en la primera ronda a dos rivales de Níger y Tayikistán, pero ambos fueron descalificados por salida en falso y el ecuatoguineano tuvo que nadar solo. Hizo una primera parte de la carrera muy digna, completando los primeros 50 metros en 40´97 segundos, pero el calvario empezó al dar la vuelta a la piscina; cada brazada que daba era angustiosa, el crono seguía corriendo y la piscina parecía que se agrandaba, daba síntomas de total agotamiento y los últimos 10 metros se hicieron eternos para él, para la gente que estaba en la piscina que le animaba constantemente y para los que estábamos viéndole a través de la televisión, que empujábamos para que pudiera llegar. El crono final fue de 1´52´72, pero dejó patente ese espíritu de esfuerzo y superación afirmando en una entrevista lo siguiente: “todos creen que el éxito es ganar una medalla, pero el mío fue presentarme a aquella carrera”.

           Nos tenemos que remontar al año 1.912 en los J.J.O.O. de Suecia, donde ocurrió esta anécdota cuanto menos, peculiar. Shizo Kanakuri participó en la prueba de maratón y antes de competir tuvo que desplazarse desde su país, Japón, hasta el país escandinavo. Su viaje en el transiberiano duró ´tan solo´ 18 días y a esto hubo que sumarle varios percances, como una intoxicación alimentaria, que hicieron que llegara a la disputa del maratón en unas condiciones totalmente precarias. El día de la carrera, sobre el kilómetro 30, Kanakuri tuvo que decir basta, su cuerpo no daba para más y tuvo que abandonar la carrera, sin notificárselo a los jueces de la misma que le dieron por desaparecido, descubriendo pasado un tiempo que había competido en distintos maratones olímpicos con posterioridad.

            Más de 50 años después, en 1.966, la televisión sueca se puso en contacto con él para proponerle terminar la carrera. Así lo hizo y completó el maratón en un tiempo de 54 años, 8 meses, 6 días, 8 horas, 32 minutos y 20 segundos, a sus 77 años.

             La paciencia es una virtud asiática…

 

EL FRACASO

EL FRACASO           Muchas son las cosas que se dicen sobre el fracaso: forma parte de la vida, si no fracasas